Una de las principales herramientas del (aspirante a ) escritor es la escritura automática. Consiste simplemente en escribir sin pararse a pensar sobre lo escrito, sin preocuparnos por el estilo, ni cualquier otra consideración, durante un tiempo prefijado, en el que se dejará volar el bolígrafo o el teclado y la imaginación. De esta manera evitaremos dejar tiempo a nuestro implacable y cruel censor y crítico interno.
El objetivo, por supuesto, no es producir un texto terminado para el consumo masivo, sino un ejercicio que puede servir para ofrecernos ideas, temas, tonos, perspectivas inusuales o frases enigmáticas que nos descubren lo que realmente queremos escribir. Con suerte en alguna ocasión nos sorprenderemos con un texto surgido de la escritura automática que merecerá la pena desarrollar, reescribir o reciclar.
La EA fue utilizada por los surrealistas (grandes deudores de Freud) como medio para encontrar asociaciones más libres y cercanas al subconsciente, pero también como fin en sí mismo.
Recomiendo guardar los escritos en un cuaderno y no deshacerse de ellos, ya que seguramente encontremos material interesante al verlos después de tiempo con una visión distinta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario